Christian Adolfina perdió su iglesia, su casa y su esposo debido a la intolerancia religiosa en el país.
Adolfina y su familia han enfrentado persecución religiosa durante décadas en México. Antes de ser expulsados por hacerse cristianos, vivían en una comunidad indígena en el sur del país.
La comunidad consideraba a la familia como traidores por seguir a Jesús. Adelfina está casada con el pastor Imeldo, quien en 2010 fue arrestado por organizar servicios allí.
“No queremos otra religión aquí, así que será mejor que te vayas a otra ciudad”, le dijeron las autoridades al pastor.
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Mientras estaban en prisión, la iglesia, que la pareja tardó años en construir, fue destruida. Sin los recursos para reconstruir el templo, sufrieron la intolerancia en la región.
Según la misión Puertas Abiertas (PA), cuando el pastor salió de prisión, fue expulsado del pueblo. Pidió ayuda a las autoridades de un pueblo vecino y Adolfina se quedó sola.
En ese momento, los vecinos acudieron a la residencia del matrimonio y presionaron a Adolfina para que negara a Jesús. Si no cumpliera, perdería el acceso a servicios básicos, como salud y alimentación.
La cristiana no soportaba quedarse allí sin su marido, así que ella y sus hijas dejaron todo y huyeron en busca de Imeldo.
En 2011, incluso con documentos que garantizaban que la familia podía regresar a su comunidad, las autoridades no los aceptaron.
Recibiendo apoyo
Los cristianos oraron y pidieron a Dios una solución durante aproximadamente un año. En 2012, fundaron la misión Puertas Abiertas y abrieron un caso para ser indemnizados por las pérdidas causadas por la intolerancia religiosa.
Según la misión, aunque el proceso fue lento, la familia recibió ayuda financiera y legal de misioneros de Pensilvania.
En 2020 el pastor Imeldo falleció a causa de Covid-19 y su hija continuó con el proceso. Este año, un nuevo líder comunitario local aceptó cumplir con la medida que estableció el tribunal.
Según Portas Abertas, la expectativa es que en enero de 2024 se reembolse íntegramente el importe para cubrir los daños a la iglesia y a la familia de Adolfina.
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Actualmente, la cristiana sobrevive vendiendo gallinas que cría en su casa. A pesar de enfrentar muchas pérdidas, ella confía en el coraje y la fuerza del Espíritu Santo y espera que algún día pueda disfrutar de la libertad religiosa en México.
Fuente: guiame.com
